La práctica de atrasar 60 minutos el reloj en invierno y adelantarlo en verano se hizo común en 1974, después de la primera crisis del petróleo, con la intención de aprovechar mejor la luz del sol y consumir menos energía.
Actualmente menos del 40% de los países del mundo ajustan la hora, aunque más de 140 han aplicado el cambio horario alguna vez en el pasado. Destaca Europa donde prácticamente todos los países cambian de hora dos veces al año.
No obstante, en los últimos años se está debatiendo si suprimir para siempre el cambio de hora y optar por un horario fijo. Un paso que ahora ha dado Estados Unidos donde el Senado ha aprobado por unanimidad mantener el horario de verano a partir de noviembre de 2023.
En julio de 2018 la Comisión Europea puso en marcha una consulta en la que 4,6 millones de europeos votaron sobre el cambio de hora. El 84% de los encuestados votaron a favor que se elimine este hábito.
Sin embargo, en España, no se prevé que se acabe con el cambio de hora a corto plazo ya que el martes 15 de marzo se publicaba en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el "calendario del periodo de la hora de verano correspondiente a los años 2022 a 2026".
¿Por qué se cambia la hora actualmente?
El motivo principal del cambio de hora es el ahorro energético. Entre las opiniones más optimistas se encuentra la del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) adscrito al Ministerio de Transición Ecológica, que asegura que el cambio de hora puede llegar a disminuir hasta un 5% la factura de energía de los hogares en España, lo que supondría un ahorro de unos 300 millones de euros anuales.
Efectos del cambio de hora en la salud
Desde la perspectiva de la salud, el cambio de hora supone un trastorno inesperado y brusco en la rutina de sueño y actividades a los que nuestro cuerpo está habituado. Es por eso que muchos especialistas nos alertan de sus efectos negativos.
La Academia Americana de Medicina del Sueño (AASM) emitió una declaración pidiendo cancelar por completo el cambio horario ya que tienen evidencia de impactos para la salud cardiovascular y la salud mental, provocando accidentes cerebrovasculares y fibrilación auricular, errores de medicación, accidentes de tráfico, etc.
El International Journal of Environmental Research and Public Health, que analizó datos entre 1970 y 2018 en Viena (Austria), identificó un aumento total de la mortalidad de un 3% durante la semana siguiente al cambio de horario de verano.
Según Rafael Pelayo, especialista en Sueño del Centro de Medicina del Sueño de Stanford (Estados Unidos), nuestros cuerpos tardan días en ajustarse a un horario de sueño alterado. "Aunque sólo se duerma una hora menos, se necesitan unos cinco días para volver a estar en sincronía".
Cambio de hora y ritmos circadianos
Los ritmos circadianos afectan a la mayoría de seres vivos y son los cambios físicos, mentales y conductuales que responden, principalmente, a la luz y la oscuridad del ciclo natural de un día de 24 horas.
Los relojes biológicos son los dispositivos de tiempo naturales de nuestro organismo que regulan el ciclo de los ritmos circadianos. Un ejemplo de ritmo circadiano regulado por los relojes biológicos es el relacionado con la luz y que hace que durmamos de noche y estemos despiertos durante el día.
Así pues, el cambio de hora produce un desajuste entre las señales externas que recibimos (luz, temperatura, etc.) y las internas (ritmos circadianos regulados por los relojes biológicos). Esta desincronización temporal provoca síntomas similares a los del jet lag: cansancio general, somnolencia durante el día, irritabilidad, dificultad para conciliar el sueño por la noche, falta de concentración, disminución del rendimiento físico e intelectual, sensación de hambre en horarios poco habituales o, por el contrario, falta de apetito.
Trucos para minimizar los efectos del cambio horario
Si te suele afectar el cambio de hora, estos trucos pueden minimizar su impacto sobre tu salud y ayudarte a realizar una transición al horario de verano o de invierno más manejable:
- Anticípate: Para no cambiar la rutina del sueño de forma tan súbita, los días anteriores puedes acostarte y levantarte quince minutos antes (o 15 minutos más tarde, si el cambio es hacia el horario de invierno). Además, retrasar o adelantar tu hora de comer también ayudará a tu estómago a adaptarse mejor.
- Evita los estimulantes: Bebidas como el café, té, alcohol o cualquier bebida excitante entorpecerá la conciliación del sueño, sobretodo si la tomas por la tarde. De igual modo las pantallas del ordenador, móvil o tablet emiten una luz que nos excita y deberías rehuirlas en las últimas horas del día.
- No realices actividades exigentes: Para no acumular más cansancio, el fin de semana del cambio de hora evita realizar actividades que te exijan mucho esfuerzo físico o mental.
- Practica ejercicio físico moderado: Para prepararte para el cambio de hora y para la vida en general, ejercita tu cuerpo con el fin de mejorar tu estado físico y mental. Preferentemente por la mañana o, al menos, no antes de acostarte.
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